lunes, 28 de diciembre de 2020

 LA  INMIGRACIÓN CHINA EN EL PERÚ (1850 - 1890)


Autor: Ricardo La Torre Silva


   

INTRODUCCIÓN

En 1849 se inició la llegada de los culíes chinos, originada por la escasez de mano de obra en la agricultura debido a la abolición de la esclavitud por el Presidente Ramón Castilla. El destino no fue exclusivamente agrícola, en los primeros años se les destinó tanto a la agri­cultura como al trabajo en las islas guaneras y en la servi­dumbre urbana.

En este comercio o trata de semi-esclavos participaron y se enriquecieron hacendados, po­líticos y comerciantes. Este tipo de comercio fue una de las formas de acumulación de ca­pitales en el siglo pasado.

Los gobiernos que se sucedieron en la segunda mitad del siglo pasado dieron apoyo, tanto al tráfico como al silenciamiento, al duro trato que los hacenda­dos infligieron a los culíes.

Mediante ley de 1849. lla­mada "Ley China", se permitió el ingreso masivo de los trabaja­dores chinos. En octubre de 1849 acoderó en el puerto del Callao la barca danesa "Frederick Wilhem" trasladando a los primeros 75 culíes chinos al Perú. Entre los años 1849 a 1880 el lucrativo negocio de importar trabajadores desde China Imperial trajo entre 90 y 100 mil chinos al puerto del Callao y a otros puertos pe­ruanos. La durísima travesía demoraba cerca de 120 días en realizarse.

Para hacer posible el traslado de toda esta población hubo un engaño legal que consistía en hacer firmar en la misma China un contrato a los incautos "co­lonos". Los contratos se firma­ban en condiciones de presión por deudas y, de manera gene­ral, en circunstancias de an­gustia individual de todo tipo. El Estado peruano otorgó a par­ticulares la facultad de importar esta mano de obra por interme­dio de concesiones mediante la suscripción de contratos.

De 1849 a 1854 llegaron al Perú 4.754 chinos según datos de Castro Mendoza (1). Cuando los barcos llegaban a los puer­tos, los contratos de los chinos eran traspasados a sus patro­nes, que generalmente era ha­cendados.

En 1851 los efectos en la agricultura se dejaron sentir con una mayor productividad lo que originó que cerca de 98 empre­sarios se dedicaran a este ne­gocio. Esta nueva dinámica agrícola, gracias a la presencia china, favoreció en los primeros años solamente a un sector minoritario de los hacendados costeños.

 

EL CONTRATO

       La contratación era la forma jurídica legal para obtener y utilizar la fuerza de trabajo de un culí. Consistía en un papel, por lo general impreso, donde se precisaba los términos que se comprometían a cumplir tanto el chino como el contratista. Mediante esta forma jurídica el chino aceptaba, con su firma, trasladarse a otro país. Con evidentes engaños y por nece­sidad, el culí daba su firma en China al contratista o a uno de sus empleados y al momento de hacerlo recibía un dinero de adelanto. Con esta aceptación lo trasladaban al Perú donde de­bía trabajar para el propietario de una hacienda u otro esta­blecimiento en las condiciones precisadas dentro de las cláu­sulas del contrato.

Sin la legalidad de los con­tratos hubiese sido dificil el tráfico de miles de culíes, pues no hubiera habido el consenti­miento de los estados compro­metidos en esta trata (Perú, Portugal, Inglaterra y China).

La forma jurídica empleada fue la del colono dentro del marco de la inmigración china para el Perú. Estaba vigente en 1852 el Código Civil que, en el Libro Primero, Título Quinto, establecía: "Nadie nace esclavo en el Perú"; y, el esclavo que venía del exterior, era libre desde que pisaba el territorio de la República conforme al artículo 17 de la Constitución Política del Estado de 1860 Título 4º, Garantías Individuales que es­tablecía: "No hay ni puede haber esclavos en la República".

Sin embargo, el trato que se les dio fue la de verdaderos esclavos. Las leyes peruanas sobre los extranjeros no les fue aplicada. El Código Civil, en el Art. 33, normaba que: "Los ex­tranjeros gozan en el Perú de todos los derechos concernien­tes a la seguridad de su persona y de sus bienes, y a la libre administración de éstos". Lo que sí se les aplicó fue el Art. 37 del mismo cuerpo legal: "El ex­tranjero que se halla en el Perú, aunque no sea domiciliado, puede ser obligado al cumpli­miento de los contratos cele­brados con peruano, aún en país extranjero, sobre objetos que no estén prohibidos...".

Conviene examinar las con­diciones del contrato pues de su cumplimiento o incumplimiento dependía la normal asistencia y dedicación en el trabajo y, en buena cuenta, la estabilidad y armonía en las haciendas. El culí recibía su remuneración de tres maneras diferentes: pago en dinero, pago en especies (ali­mentos y vestimenta), pago en servicios (medicina y vivienda). También la obligación de recibir alimentos, vestimenta y atención médica. Todo ésto en conjunto era el pago que recibía el chino. A cambio de eso el culí debía ponerse bajo las órdenes del empresario para entrar a tra­bajar en clase de cultivador, hortelano, pastor, criado o tra­bajador en general por espacio de ocho año contados desde el día en que entraba a servir. Durante dicho período: " ... arará los campos, desmontará terre­nos. cuidará ganados, atenderá las huertas y hará cualquier otra clase de trabajo, cuando para ello sea requerido, además debe aportar su conocimiento mecánico y artesano que pudiera conocer, además de trabajar las Islas Guaneras".

A diferencia de los tiempos coloniales, los hacendados no procuraron el control de la masa de chinos instruyéndolos en la religión católica. Les permitie­ron que continuaran con sus prácticas religiosas facilitando el uso de locales donde los culíes colocaban imágenes de sus san­tos. Los hacendados tuvieron como base para sus exigencias el contrato que los culíes "por voluntad propia" habían firma­do en China y en el cual se precisaba las obligaciones de ambas partes. A pesar que el contrato quedaba en manos del hacendado, en algunos casos registrados legalmente no era desconocidos por los culíes.

Los culíes se defendieron del abuso, sobre todo tomaban nota de la fecha en la que habían ingresado al trabajo. Desconocer o no re­cordar esta fecha era perder la posibilidad de salir definitiva­mente de la hacienda. Ciertos procedimientos y tratos utiliza­dos no estaban escritos pero sirvieron para regir la vida co­tidiana de la gente. No estaba escrito, por ejemplo, aplicar castigos físicos. Sin embargo los hacendados lo hicieron con mucha frecuencia y severidad. Lo hacían porque esa era la norma usual para controlar a los trabajadores de sus hacien­das.

Los castigos corporales se aplicaron a los chinos coti­dianamente en las propiedades agrícolas y también fuera de ellas. En esos años, cuando hubo reclamos por estos castigos, preferentemente en casos fla­grantes que produjeron escán­dalos públicos, los gobiernos y periódicos de entonces trataron de ocultarlos, utilizando proce­dimiento judiciales como testi­gos que dieran constancia de falsos hechos. También era co­tidiano los castigos más sofisticados como el cepo, la barra, los azotes, la cárcel, el diario encierro en los galpones y, en casos extremos, las eje­cuciones.

La presencia del Estado era muy débil. Se quedaba en las puertas de las haciendas y si las tocaba era para pedir a los hacendados sus "contribucio­nes".

La semiesclavitud asiática había logrado que hubiera en las haciendas un cierto equili­brio social que se manifestaba de diferentes maneras. Frente a los abusos excesivos se generaba una respuesta violenta a la que temían los hacendados. Por eso era normal que cualquier ha­cienda tuviera una buena can­tidad de armas.


LOS CHINOS EN LAS ISLAS GUANERAS

Desde que fue descubierto el guano como abono, en la década de 1840‑50, la explotación fue incrementándose año tras año. Recién en 1853 el Gobierno peruano tuvo un estudio de su contenido y planos elaborados por Raimondi para su mejor conocimiento.

La explotación del guano estaba en manos de consig­natarios, quienes utilizaron la mano de obra china, polinésica y negra para la exportación. Las peores condiciones de trabajo que encontraron los chinos fue en las islas guaneras. Por este motivo, cuando apenas se ini­ciaba la trata amarilla a Perú, se prohibió, así se precisaba en los contratos, que los culíes fuesen a trabajar a las islas. Pero, como el cumplimiento de las prohibi­ciones estaba condicionado a las "necesidades nacionales", los chinos trabajaron siempre en las islas y lo hicieron junto a presidiarios, a negros manu­misos o libres y a los canacas (nativos de Oceanía).

El "Illustrated Times" de Londres, el 5 de marzo de 1859 nos narra lo siguiente:

" ... Quien escribe esta crónica visitó hace poco tiempo las Islas Chinas. El trabajo de excavación de guano lo hacían los chinos y había entre 250 a 300 embar­caciones cargando. Algunos han dicho que habría guano sólo para ocho o diez años si se hacían extracciones en tal cantidad como se estaba efec­tuando entonces". Sin embargo, en un artículo aparecido en el "Guano Diggers" en "Household Worlds" 1853, el escritor esti­maba que había 250 millones de toneladas en las islas de Chincha y que tomaría 180 años para limpiarlas. El valor de los depósitos estaba estimado en 1,250 millones de Libras Es­terlinas...".

Testigos oculares pintaron un sombrío cuadro de la suerte que corrían los culíes emplea­dos en las islas de guano. Unos sesenta obreros chinos consi­guieron burlar la vigilancia de sus guardianes y se suicidaron sobre las rocas, "... dos docenas de azotes (a los chinos) los de­jaban sin respiración y cuando los soltaban, al cabo de treintainueve, después de dar unos pasos vacilantes, caían al suelo. Eran llevados al hospital y las más de las veces si se recuperaban, se suicidaban".

Uno de los empresarios de­dicados al tráfico de chinos fue Pedro Denegri, quien contrató a Giuseppe Garibaldi, durante su permanencia en el Perú, para iniciar el tráfico. El 5 de Octu­bre de 1851, a bordo del buque inglés "Bolivia", llegó Garibaldi al puerto del Callao (2) según testimonio ocular de Francisco Dabadie, profesor de idiomas residente en Lima (3).

El 10 de Octubre de 1851, Garibaldi y su amigo fraterno Carpaneto suscribieron un contrato con Pedro Denegri para efectuar un viaje a China. El 30 de Octubre de 1851 partió al puerto de Chincha el navío "Carmen" de 346 toneladas al mando de Garibaldi. El 9 de noviembre llegó al puerto de Pisco, a las 9 de la noche. El día 10 Garibaldi desembarcó para pagar el derecho de embarque de guano, llegando a la isla guanera de Chincha el día 11. Con el cargamento partió para el Callao el 21 de noviembre adonde llegó el 24 de noviembre de 1851 (5). El 10 de enero de 1852, con la carga completa, partió con destino a Cantón y Manila (6).

Garibaldi regresó de China con un cargamento de culíes para las haciendas, el 28 de enero de 1853 (7). Luego, Pedro Denegri contrató al italiano Luis Camagli para continuar el ne­gocio.

El gobierno peruano envió una comisión científica a las Islas Chincha para efectuar los planos y medir el guano que contenía. Dicha comisión estu­vo integrada por Antonio Raimondi, José Castañón, Fermín Asencios, Francisco Cañas, José Eboli y Manuel J. San Martin. Raimondi nos na­rra su viaje: "Visité en 1853 las afamadas Islas de Chincha formando parte de su comisión enviada por el Supremo Go­biemo, con el objeto de medir la cantidad de guano que existía. Ví con asombro ese inmenso depósito de amoníaco, de más de cuarenta metros de espesor que desgraciadamente ha concluído con poco provecho de Perú.

Pude en aquella ocasión convencerme con mis ojos, por los restos de las aves, y por los huevos transformados en gua­no, hallados de materia orgánica, es realmente formada de excrementos de aves marinas acumuladas lentamente duran­te muchísimos siglos y, por con­siguiente, que no tiene origen misterioso e hipotético que ha querido darle recientemente un viajero alemán..." (8)

La correspondencia entre Raimondi y Alejandro Arrigoni (9) es bastante elocuente para apreciar el trato inhumano que se les infligió a los chinos. Arrigoni escribió a Raimondi el 26 de febrero de 1853: "En las tardes les curo las espaldas abiertas por los látigos a estos pobres desdichados y al día si­guiente en la mañana vuelvo a curarle las mismas heridas abiertas nuevamente por el látigo...". "Los víveres que consu­mimos en el Hospital son bas­tante apreciables: galletas, car­ne salada, tocino,arroz, frijoles, harina, manteca, azúcar, cacao, ají y vinagre. Todo ésto, en los primeros días, era de buen sa­bor: pero al poco tiempo el to­cino y la carne salada empeza­ban a tener un sabor a rancia, las galletas se agusanaban y los frijoles se llenaban de gorgojos. La dieta diaria de los chinos era elemental: arroz y pescado".

Un testigo de la vida en las islas de Chincha fue Ricardo Palma, quien tenla 19 años de edad en ese entonces. Palma recibió su nombramiento de oficial 3º  del cuerpo político, el 7 de febrero de 1852, día de su cumpleaños, pero recién se embarcaría el 13 (16 en otros documentos) de marzo del año siguiente en la goleta "Libertad" de estación en las islas de Chin­cha (10). Ostentaba el cargo de contador que lo asumió a partir de octubre de 1853, en remplazo del oficial del mismo grado de nombre José Ezeta. Mientras Ezeta esperaba un nuevo des­tino, Palma tuvo que desempe­ñar otras tareas en el bergantín "Libertad" como el de coman­dante de la nave en algunas veces.

     El gobernador de las islas era el capitán de fragata Pedro José Carreño. Las Islas de Chincha eran tres y se las iden­tificaba como la del Norte, la del Centro y la del Sur. Situadas frente a Pisco, distaban de tierra aproximadamente dieciocho ki­lómetros. En los correspondien­tes derroteros, que sobre la costa del Perú escribieron Aurelio García y García en el siglo pa­sado y Rosendo Melo en los primeros años del presente, hay información muy apreciable sobre ellas. Una flotilla de botes, balandras y lanchas‑cis­ternas las surtía de agua que llevaban desde Paracas y los víveres se cargaban en Tambo de Mora.

La peonada, constituida por chinos traídos desde la colonia portuguesa de Macao (de allí el mote de "macacos"), realizaba su tarea de palear las deyec­ciones de las aves en condicio­nes infrahumanas desde las primeras luces del alba hasta el atardecer (11). El penetrante olor a amoníaco del guano era in­soportable, a lo que se unía el sol calcinante, el mal trato de los capataces peruanos y el ensañamiento inusitado de los caporales chinos (cuchillos de sus hermanos de raza) y la mala comida (12). Muchos culíes, para librarse de ese infierno, como ya lo dijimos, optaron por el sui­cidio. Las islas servían además como lugar de reclusión: "En el presidio establecido en la Isla Norte se encuentran más de doscientos rematados, gente inmoral de suyo y con la que es preciso ejercer la más activa vigilancia" ‑decía el coman­dante de las islas a la jefatura superior del departamento de marina del 7 de noviembre de 1853 (13). Las enfermedades comunes de todos los días, eran bronquitis, reumatismo y diarreas.

Todo eso, sin duda, fue visto por don Ricardo Palma, quien estuvo en las islas de Chincha hasta el mes de marzo de 1854, en que lo trasladaron a la Co­mandancia General de Marina en calidad de amanuense. Sin

embargo, de aquella época no quedó recuerdos en sus Tradi­ciones. ¿Por qué, ni aún con el correr de los años, no dijo algo al respecto?

Las protestas sobre el trato a los chinos empezaron a pre­ocupar en las relaciones inter­nacionales del Perú con China. En 1857 ocurrió un aconteci­miento que originó un conflicto diplomático. La barca nacional "Carmen" era capitaneada en marzo de 1857 por el italiano Luis Camagli, desplazaba 343 toneladas y era propiedad de Pedro Denegri, dueño también de la "Petronila" y de la "Santiago" y del bergatín‑goleta "Carolina", embarcaciones utilizadas para el tráfico de culíes al Perú. El 9 de ese mes naufragó en su tra­vesía de Suatao al Callao, con 260 chinos contratados para trabajar en las haciendas costeras, según el informe del cónsul en Hong Kong, Nicanor Tejerina, publicado en las pági­nas de "El Comercio", el 18 de julio de 1857.

La embarcación se fue al fondo del mar no a causa de vientos fuertes ni de temibles temporales sino por un voraz incendio provocado por un gru­po de culíes. Leamos cómo fue la tragedia: "El domingo 8 de marzo a la altura de la gran Natunas, de 7 a 8 de la noche, el intérprete advirtió al capitán que los culíes proyectaban una revuelta e intentaban tomar el buque (pero) fueron forzados a descender al entrepuente. A la mañana siguiente entre siete y ocho culés subieron a cubierta y permanecieron tranquilos hasta que la tripulación fue a almorzar. Algunos chinos fue­ron al lado de la proa y derra­maron una cantidad de paja encendida en la bodega, la cual cayó en las camas (colchones de paja). La tripulación se armó rápidamente y los chinos fueron forzados a bajar al entrepuente. El capitán procuró arrojar fuera de su bordo la pólvora del bu­que y entonces se contrajo a extinguir el fuego cerrando las escotillas; pero todo fue en vano: las llamas se apoderaron rápi­damente de todo el buque, per­mitiendo únicamente echar al agua dos botes. El capitán, oficiales de mar y tripulación, en total catorce, y siete pasaje­ros, habiendo podido recoger algunas armas, pero sin agua ni provisiones, abandonaron el buque". Luis Camagli, el capi­tán, al volver a la nave en uno de los botes, no para abrir las escotillas y liberar a los chinos, sino por algo que sirviese de velas, encontró la muerte al caerle los palos de unaj arcia y desapareció entrampado en su propio in­fierno. Con él sucumbieron tres chilenos, dos italianos, un griego y cuatro personas más. No era un caso aislado. Todos los ca­pitanes fueron siempre arbitra­rios, impusieron su propia ley y eso les ganó el odio de su carga humana. En el otro bote se salvaron el piloto, cuatro tripu­lantes y siete pasajeros, entre ellos los peruanos Atanasio Candamo, Manuel Rivera y To­más Collazos. Todos los chinos perecieron.


EL ACCIDENTE DEL "MARILUZ"

A pesar de las protestas el Gobierno continuó permitiendo la formación de empresas desti­nadas al tráfico de culíes al Perú. Los chinos llegados al Perú entre 1855 a 1874, año en que se suspendió temporalmente, fueron (14):

 

1855 ‑ 59                   2,964

1860‑ 64                    14,738

1865 ‑ 69                   21,639

1870 ‑ 74                   48,039

 

En mayo de 1872. partió del Callao el barco peruano "Mariluz" con destino a Macao, con el objeto de traer 255 culíes para las haciendas del Norte. Debido a una tormenta, la mencionada nave fletada por Emilio Althaus sufrió una grave avería el 10 de julio de 1872, teniendo que efectuar una escala obligada en Yokohama, en te­rritorio japonés. El trato para los culíes era inmisericorde, morían un tercio en el trayecto. Uno de ellos escapó y se refugió en una nave británica, en donde solicitó ayuda, protección y amparo. El Encargado de Nego­cios de la Gran Bretaña, por denuncia del comandante del barco inglés, gestionó ante las autoridades japonesas una in­vestigación para llegar a la ver­dad en cuanto a la grave de­nuncia del chino evadido. Se estableció que las condiciones eran insuficientes y atentatorías a la vida y en consecuencia se determinó que los culíes se en­contraban en libertad para abandonar el "Mariluz".

Nuestros asuntos en el Ja­pón estaban en manos de la Legión Norteamericana. Por este motivo, el Encargado de Nego­cios Estadounidenses comunicó los hechos al Gobierno Peruano. El presidente Manuel Pardo decidió enviar una Misión Di­plomática al mando del Coman­dante García y García. Este llegó con diez representantes a Yokohama y, el 3 de marzo de 1873, presentó en Edo (Tokio) sus credenciales al Emperador Meiji, llamado Ten Ho, el "Hijo del Cielo". A la presentación de las credenciales al Emperador se realizó un acto significativo en el puerto de Karuhue, donde por primera vez se izó la bande­ra peruana y se tocó el Himno Nacional en el Japón. Esta ce­remonia tuvo su similar el 19 de octubre en el Callao, donde también se izó la bandera japo­nesa y se dejó escuchar el Himno Imperial del Japón.

Las negociaciones se cen­tralizaron en dos puntos: la solución del problema del barco "Mariluz" y la firma de un tra­tado pennanente de paz, amis­tad, comercio, navegación y re­laciones diplomáticas con el Japón.

Para el "impasse" del barco, se firmó un protocolo que so­metía el mencionado problema al arbitraje del Zar de todas las Rusias, quien debía señalar si el Japón se excedió o no en la actitud adoptada. Las negociaciones tuvieron lugar en San Petersburgo. Nos representó el diplomático José Antonio Lavalle. Dos años después, en 1875, el Zar dio su fallo. Por razones humanitarias, el Japón había cumplido con liberar a los culíes. El Perú aceptó plena­mente el fallo.

El Comandante García y García terminó su misión con la firma de un Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navega­ción, que establecía represen­tantes diplomáticos en ambos países. En cuanto a las impor­taciones y exportaciones mu­tuas, se aplicaría la cláusula de la nación más favorecida. Ambas naciones se reconocían iguales derechos, privilegios e inmuni­dades y las ciudades y puertos estarían abiertos a los barcos de ambos países, facilitándose el intercambio comercial.



LA YAPA Y EL ENGANCHE

La suspensión del tráfico de culíes al Perú significó un gran problema para los hacendados. Cualquier hacendado tenía aún el trauma generado durante dé­cadas por la ausencia o escasez de mano de obra. Para evitar la crisis intentaron mejorar las condiciones de trabajo de los culíes. Primeramente, cuando los hacendados se dieron cuenta que muchos chinos cumplirían sus ocho años de trabajo crea­ron la "yapa".

La "yapa" era el tiempo aña­dido que, por lo general, era de seis meses, a los ocho años a los que estaban obligados los chi­nos. Se justificaba diciendo que durante los años que los culíes estuvieron en la hacienda pudo ocurrir que faltaron al trabajo algunos días por distintos mo­tivos y en consecuencia con la yapa cumplían a cabalidad sus ocho años. La mala imagen in­ternacional del Perú se incrementó cuando un hacen­dado norteño marcó con hierro candente a 48 inmigrantes chinos. El gobierno tuvo que decir que la denuncia era falsa.

       Se dispuso partidas especiales para publicar en Europa la venida de inmigrantes al Perú. Con esa finalidad el presidente Mariano Ignacio Prado, 1876-­1879, llevó a cabo el Plan de la "Sociedad de Inmigración Euro­pea" diseñado en 1872 por el presidente Manuel Pardo.

El Plan de Pardo tenía como finalidad incrementar la pro­ducción a través de la recupera­ción de tierras, en abandono o descuidadas, para el cultivo, así como nuevos proyectos de irrigación para aumentar áreas de cultivo, con energía de traba­jo importada. La Sociedad tuvo cinco comités y debía controlar la inmigración en las áreas de procedencia: a) Reino Unido: b) Francia, Bélgica, Suiza; c) Ale­mania, Austria, Holanda: d) Suecia, Noruega, Dinamarca; y e) Italia, España, Portugal.

La Sociedad de Inmigración asumía el costo del transporte en barco desde el puerto de origen hasta el Callao. Existía la libertad de trabajo que ellos deseaban. Si se presentaba di­ficultades, la Sociedad les debe­ría ayudar auxiliándolas a tra­vés de la Casa de Asilo durante ocho días. Los inmigrantes de­bían gozar de buena salud, re­putación y no superar la edad de 55 años. La Sociedad acogió cerca de 3,000 inmigrantes, la mayoría italianos hasta finales de 1875. El costo total de la operación para el Estado fue de 6'000,000 de soles.

Sin embargo, en la agricul­tura los hacendados prefirieron a los culíes y no dieron opor­tunidad a los inmigrantes euro­peos dado el gasto que deman­daba sus servicios.

A partir del tratado de Tienen Rsin, firmado en 1874, el Perú y China establecieron relacio­nes diplomáticas. Los hacenda­dos creyeron que el tráfico se reiniciaría rápidamente pero éste se volvió imposible. A fin de evitar su ruina, crearon una ficción jurídica, el "recontrato" o "enganche".

Aquel culí que lo deseaba podía volver a contratarse en las mismas condiciones que antes pero con una diferencia muy atractiva para los chinos: la cantidad de dinero que por el contrato recibieron antes los traficantes de semi‑esclavos asiáticos se les entregaba en proporción al tiempo de recontrata que habían aceptado. Esto permitió a los hacendados continuar tranquilos durante algunos años sin que renaciera el trauma de escasez de "bra­zos".

Al recontratarse un culí, el hacendado pagaba la octava parte de lo que había pagado por los ocho años del contrato inicial con el chino. El interme­diario desaparecía. Ese adelan­to significó aproximadamente un real por cada día del año. Ese "inmenso" monto de dinero ade­lantado posibilitaba salir de la hacienda a los trabajadores chinos una vez que llegaba el momento de su libertad, pues abría el camino para incursionar en otras actividades. En espe­cial, ingresaron en el pequeño comercio en los pueblitos próxi­mos a las haciendas costeñas.

La guerra del 79 al 83 des­truyó la economía nacional y las haciendas quedaron arruinadas.

FIN DE LA ESCLAVITUD

Preocupado el Gobierno Chino por la suerte de sus connacionales, decidió enviar una comisión para investigar con las autoridades peruanas la condición de los culíes. En 1887 se creó una comisión mixta compuesta por representantes del gobierno peruano y del impe­rio chino. La comisión visitó las haciendas de varios valles cos­teños. Estuvo presente en Cañete, Huaura, Supe, Pativilca, Ica, Pisco, Palpa, Nazca, Santia­go, Santa, Nepeña, Zaña, La Leche, Jequetepeque, Santa Catalina (Trujillo) y en dos ha­ciendas cajamarquinas, donde también trabajaban chinos. No pudo ingresar a la hacienda del valle Chicama, con excepción de Tulape, propiedad de la familia Larco, porque los dueños se opusieron.

La comisión comprobó que muchos chinos ya no estaban en condición de contratados o recontratados, pues había transcurrido mucho tiempo desde que concluyeron los pla­zos de trabajo.

Al no poder pagar los hacen­dados un mayor incremento de sueldo dejaron a los trabajadores chinos. Algunos hacendados tuvieron que dar lotes de terre­no a sus ex‑trabajadores por no poder pagarles o trataron de revivir la institución del "yanaconaje" con la población campesina de la sierra.

Luego de la Guerra del Pa­cífico, la situación fue diferente en la agricultura costeña, generándose una masiva migra­ción interna de campesinos de la sierra hacia la costa que ori­ginó un precio más cómodo para el hacendado. Por ello, el tra­bajador chino fue dejado de lado. A fines del siglo XIX, la presencia china en el campo era mínima. Su presencia en las ciudades es otra historia.

*Ex director del Museo Raimondi de Lima

 

NOTAS

1. Castro Mendoza, Mario. "La Marina Mercante de la República", Lima. 1980.

2.  El Comercio, Lima 5 de octubre de 1851. pág. 2: "Saludamos con placer al ilustre guerrero, sostenedor de

     la independencia de la República del Uruguay por la feliz llegada a esta capital".

3. Francisco Dabadie. "Episodios inéditos de la vida de Garibaldi" en la Revue Francaise, 10 de julio de    1859. pag. 509.

4. Garibaldi, Vittotio Emanuele, Cavour. Nel Fatti Della Patria ‑ Bologna ‑ Zanichelli. 1911. Facsímil del diploma signado con el número 10 pág. 24. Documento actualmente en poder del Museo del Risorgimento de la ciudad de Milán.

5.   El 6 de diciembre 1851. Garibaldi tuvo la famosa pelea con el francés Ledos. El Comercio. 10 de diciembre de 1851. pág. 3, col. 4.

6.  Durante el tiempo que navegó en el "Carmen" Garibaldi llevó un diario a bordo. Actualmente el diario se encuentra en el "Archivo de Estado de Palermo" (A.S.P.). Archivo 1, número 202.

7.   Garibaldi partió definitivamente del Perú el 31 de octubre de 1853.

8.  Antonio Ralmondi. El Perú. Mis primeros viajes. Parte preliminar, tomo I. capitulo I, 1874.

9.   El Dr. Alejandro Arrigoni, amigo de Raimondi, arribó al Perú en compañia de Raimondi el 28 de julio de 1850. Murió en Lima en 1895.

10. Libro copiador Nº 47, folio 636, Escalafón de Marina. Libro copiador Nº 693, folio 192, Goleta "Libertad" 1853, Documentos 38 y 40 del Museo Naval.

11. No sólo en las Islas de Chincha. También se les explo­taba en los depósitos de Pabellón de Pica y Punta Lobos, incluso cuando ya se protestaba por tanto abuso.

12.  ídem 10.

13.  Goleta "Libertad" 1853. Comandancia General de Marina.Documento Nº 8. folios 12 y 13.

14.  Humberto Rodriguez Pastor, "Hijos del Celeste Imperio en el Perú" (1850‑1900), p.26, 1989.


sábado, 26 de diciembre de 2020

 CALLE LAS CRUCES

                                                Entre el jirón Junín 981 y la cuadra 2 del jirón Huanta, frente a la Plaza Italia se localiza la Iglesia y Monasterio Concepcionistas Descalzas de San José, en cuya esquina del lado del jirón Huanta se encuentra en alto relieve Tres Corazones con Cruces, dos de ellos atravesados por cuchillos.

                       He aquí una semblanza de Juan Bromley Seminario en su libro. Las viejas calles de Lima, donde al referirse a la calle de Las Cruces (pág 250), dice lo siguiente:                                                        <<Denominada en 1613: “Cuadra que va de las Descalzas a Santa Clara”.
                                      Se llamó “de las Tres Cruces”, simplificado a “Cruces” con el tiempo, porque en los contornos de ella había tres cruces: en su lado occidental, la perteneciente al Monasterio de las Descalzas de San José; hacia el sur, la de la iglesia y hospital de Santa Ana y hacia el noreste, la del Monasterio de Santa Clara. En 1674, en una descripción de las acequias que corrían por la ciudad, se nombra “una acequia que está junto a la calle de las Tres Cruces”. Se creyó, sin fundamento, que en esta arteria urbana hubo una ermita denominada de Nuestro Señor de las Cruces. 
                                     A fines del siglo XVII, hacia el lado oriental de esta calle, junto al brazo de río llamado Huadca y ahora Huática, se hicieron edificaciones que formaron la calle del Pejerrey, no citada por Fuentes, nombre este que se originó en el hecho de que en el lugar había una caja o atarjea que distribuía a la ciudad el agua de beber. En el reglamento de aguas de Cerdán de Landa se dice: “que en el día que no corriesen las pilas y fuentes en esta capital cortándose el agua en el sitio llamado el Pejerrey, que desagua a la acequia del valle del Huática, cerca de los ojos del molino de Santa Clara, no dejarían de gastar 600 pesos diarios sus moradores para proveerse de ella” (de agua de beber). El plano de Escobedo habla de los hervideros para una atarjea hecha sobre el Pejerrey de Santa Clara>>.


                                        He aquí la leyenda recopilada <<Cuenta la historia que tres hermanas, beatas ellas, se habían enamorado del mismo hombre y este a su vez las pretendía a las tres, pero sin que ellas lo supieran. 
                                        La menor sospechando algo raro con su enamorado y sus hermanas, hizo una cita con el, donde también fueron sus hermanas. Cuando llegan a la cita, ven que el pretendiente se acerca pero nota la menor, que no tenia pies! Así, que con sus cruces, lo empiezan a perseguir y golpear, cuando el llega a esta calle y al ver que no tenia salida, revienta cayendo solo su ropa al suelo y llenando el ambiente de un fuerte olor a azufre. 
                                      Por ello, en la calle donde ocurrió esto, al costado de la iglesia de Las Descalzas (hoy San José), se colocaron estas tres cruces con los corazones de cada una de estas mujeres>>.



                                            Esta historia tiene un parecido a la leyenda de la Piedra Horadada o Piedra del Diablo, la cual que se ubica en el cruce de los jirones Cangallo y Junín, o cuadra 9 del jirón Junín, dicha piedra se caracteriza por su peculiar forma y de un color oscuro brillante. Dicha piedra horadada se localiza con mayor precisión en el cruce de los jirones Cangallo y Junín, a una cuadra de la plaza Italia.
                                             En forma resumida cuenta la historia que el diablo se hallaba andando por las calles de Barrios Altos sin ningún tipo de preocupación, cuando en su trayecto apareció una procesión que iba en sentido contrario al suyo. Por lo que espantado con la divina visión huyó a largos trancos y se encontró con una piedra que le impedía el paso, por lo que tuvo que horadarla para poder escabullirse y pasar a la calle colindante, en su huida lanzó un gran suspiro. Por lo que las dos calles de este relato fueron denominadas calle de la Peña Horadada y la otra del Suspiro. Este es una de las versiones sobre el origen de dicha piedra horadada, la narración en mención se encuentra escrita en una plaza de azulejos Iturry. A fin de enterarse de las diversas versiones que tratan sobre el origen de La Piedra Horadada, pueden consultar la siguiente página.

http://eltiempodecronos.blogspot.com/2020/02/la-pena-horadada-o-piedra-del-diablo.html


NOTA: Todas las fotografías son de mi autoría.

                BIBLIOGRAFÍA

http://mariovar2.blogspot.com/2016/12/un-paseo-los-barrios-altos.html

- Bromley Seminario, Juan. Las viejas calles de Lima. Municipalidad de Lima. Lima. 2019.


domingo, 29 de noviembre de 2020

EL MONUMENTO A SAN MARTÍN
 
                                A comienzo del siglo XX, y tras la guerra del Pacífico. La ciudad de Lima derrumba las últimas murallas que devienen de la época colonial y se inicia a una "Modernización" que conlleva a una expansión urbana, aquí es de saber que el régimen de Augusto Bernardino Leguía Salcedo, quién tras el golpe de estado contra José Pardo y Barreda, inaugura su gobierno con el rimbombante título de PATRIA NUEVA. Dicho periodo de gobierno durará entre (1919-1930), por lo que su gobierno será conocido en la historia como El Oncenio.
                                           La gestión de Leguía estuvo marcada por tres acontecimientos históricos que lo utilizó iconográficamente para realzar su régimen, tales como:
- El centenario de la Independencia (1921)
- El centenario de la batalla de Ayacucho (1824), con el cual se selló la independencia sudamericana.
- El Plebiscito Tacna - Arica (1925 - 1929), la cual terminó en un tratado salomónico, pues Tacna retornará al Perú y Arica se quedará en poder de Chile. 
                                            La ciudad de Lima al siglo XX todavía conservaba rasgos urbanos y arquitectónicos coloniales, pero en las dos primeras décadas de este siglo se inicia un proceso de modernización urbana acorde a la época. Se construyen nuevas avenidas como La Colmena, se crea barrios populares como La Victoria como lugar para la clase obrera, se edifica el Palacio Arzobispal de Lima, se termina de construir el puente Balta, en 1906 el tranvía de Lima pasó a funcionar con electricidad e incluyó dos nuevas líneas: Lima a Chorrillos y Lima al Callao.
                                             Según la doctora Johanna Hamann. A comienzos del siglo XX existe la preocupación de urbanizar o modernizar las grandes ciudades, por ello la expansión urbana va acompañada con el arte público, la cual se dio en el oncenio de Leguía que comprende la década del 20. Lima, en su afán modernista se urbanizó creando grandes ejes marcados por monumentos y esculturas de gran valor simbólico y estético que hasta ahora lo podemos apreciar. En esta época se entendía que el arte era un medio para hacer ciudad, además las expresiones artísticas eran elementos que generan ideología y le dan significado al espacio que ocupa y lo enaltece.


                                             Cuando Leguía inaugura su régimen, al cual denominó Patria Nueva y sabiendo que dentro de su periodo de gobierno se iba a celebrar dos fechas importantes como el Centenario de la Independencia y el Centenario de la Batalla de Ayacucho, Leguía aprovechó la oportunidad de vincularlo de modo simbólico su régimen con los orígenes de la República. Buscó que estos acontecimientos fundacionales sean la inspiración para los cambios propuestos durante su régimen, por lo que en este periodo se elabora una alegoría que vinculaba a Bolívar con las autoridades de su gobierno.
                              Leguía no dudó en desplegar esfuerzos para garantizar las celebraciones de dichas magnas fechas le dio la oportunidad evidenciar la refundación leguiísta de la República, por ello no dudó en apoyar proyectos que buscaban en renovar la ciudad de Lima con criterios modernos, lo cual implicaba la construcción de grandes avenidas, monumentos y plazas públicas, lo que algunos estudiosos denominan la "etapa monumental" de las ciudades sudamericanas. Era un contexto donde las ciudades sudamericanas buscaban equiparse con algunas ciudades europeas como París, Viena, Londres. El objetivo de Leguía era aprovechar las festividades del Centenario para mostrar al mundo la imagen de una ciudad "Moderna y Civilizada". 
                                              Es de saber que a inicios de la década del 20, Lima como ciudad capital le faltaba desarrollar su aspecto ornamental en comparación con las demás capitales latinoamericanas. Por ello buscó la participación de las delegaciones extranjeras, a fin que participaran en las modificaciones urbanas de nuestra ciudad capital. Motivo por el cual, las delegaciones diplomáticas y colonias extranjeras residentes en la capital decidieron participar en las celebraciones del Centenario de la Independencia obsequiándonos conjuntos escultóricos que embellecerían nuestras plazas, parques y avenidas, muchas de las cuales subsisten hasta el presente rememorándonos lo que  fue el Centenario. El Estado Peruano también participó en el proyecto de modernización de la ciudad vinculado al ornamento de los espacios públicos. Siendo una de las obras más trascendentales la inauguración del monumento al general José de San Martín, en la plaza que hoy lleva su nombre. Y otra en la ciudad de Pisco.
                                                    Este periodo, fue un momento peculiar, pues no hubo un momento en la historia de nuestro país, en que se realizó obras publicas expresadas en esculturas monumentales, parques y plazas públicas que embellecieron la ciudad de Lima,y el motivo era el centenario de nuestra independencia. Se embelleció, gracias a los obsequios de recibidos por parte de las colonias extranjeras radicadas en el Perú, también el Estado intervino en la ornamentación de la ciudad, como testigo son las diversas esculturas que hay en la ciudad capital y que algunas de ellas se hallan en mal estado.
                                                    Pero había un monumento que quedaba pendiente desde la segunda mitad del siglo XIX, era el monumento al libertador José de San Martín, monumento que debía de convertirse en la imagen egregia de su gobierno. Para ello se eligió el espacio o plaza que llevaba el nombre del prócer Francisco Antonio de Zela, por cumplirse el centenario del grito de independencia iniciado en Tacna en 1911, pero el gobierno de Leguía tuvo la idea de cambiarlo y construir en dicho espacio designado a un prócer peruano por la del libertador argentino, algo que no hubiera sucedido en cualquier país del mundo. Pero no debe de olvidarse que el perfil donde se edificaría la futura Plaza San Martín, se levantó sobre la vieja plaza San Juan de Dios, la plaza Zela. También existía el Convento de la Encarnación y la estación de Ferrocarril, es saber que para hacer realidad esta plaza se tuvo que emprender grandes demoliciones. 
                                                    En esta plaza para la época ya se encontraba dos construcciones importantes como el edificio Giacoletti, levantado en 1912 por los constructores italianos Hermanos Masperi, en su primera planta funcionaba la confitería Giacoletti, razón del cual derivaría su nombre. El edificio Giacoletti fue el primer edificio moderno en construirse en esta plaza, la cual tuvo un estilo art nouveau (movimiento artístico que surge a fines del siglo XIX y se proyecta hasta las primeras décadas del siglo XX, su mayor expresión es en la arquitectura y en el diseño gráfico. es un estilo decorativo que se desarrolló en la llamada Belle époque. Es un estilo que se adapta a las circunstancias de la vida moderna, busca una autenticidad pues se desliga de imitar estilos anteriores). De la misma tendencia arquitectónica también es el teatro Colón que fue inaugurado en 1914. 
* He aquí las imágenes de dichos recintos arquitectónicos con sus estructuras originales, tal como relucían en sus mejores épocas.




                                         Como se sabe la idea de dedicar un monumento al Libertador viene de años atrás. La primera concretización de un monumento al Libertador se da en 1901, cuando se inauguró el primer monumento al libertador en la Plazuela San Martín, en el puerto del Callao, obra del escultor italiano Agustín de Marazzani.
* Monumento a José de San Martín en el puerto del Callao, inicios del siglo XX. Fuente: Prisma27, 1906.


                                            En 1904, durante el gobierno de José Balta se tuvo la intención para los cual se convocó a un concurso, pero terminó en escándalo porque se filtró el nombre del supuesto ganador. En 1906, el coronel Lorenzo Pérez Roca obsequió a la ciudad un obelisco con la escultura de San Martín al frente y coronado por un Ángel de la Victoria o de la Coronación, del artista español Pedro Roselló y del italiano Piero Nicolli

                                          El monumento fue emplazado cerca a la entrada del Parque de la Exposición en reemplazo del espacio dedicado a Cristóbal Colón, que fue trasladado al centro de la avenida 9 de diciembre (hoy Paseo Colón), frente al Parque de la Exposición. Este Obelisco llevaba la figura del Libertador en posición de declamación llevando el estandarte patrio en la mano izquierda, escultura que fue trabajada en el Taller de Escultura y Almacén de Mármoles Pedro Roselló. Además este obelisco estaba coronado por una figura alada.
Foto: Revista Prisma No. 28, diciembre 1906 (Lima la Única). 
                                           Pero cuando se inauguró el nuevo monumento a San Martín el viernes 27 de julio de 1921. La obra de Roselló fue llevada a Barranco el 28 de julio de 1924, siendo reinaugurado por Leguía. El monumento fue llevada partida en dos: el obelisco y la escultura del Libertador fue emplazados en el cruce de la Alameda Sáenz Peña y la avenida San Martín, donde se encuentra hasta hoy en día. Pero como se observa en la siguiente fotografía, el monumento en mención no fue recolocado completo en su estado originario, sino que fue dividido y puesto en dos lugares,la que se encuentra en el cruce de del Paseo de Sáenz Peña y la avenida San Martín no tiene la figura alada que se encontraba en la cúspide del obelisco.
* Fuente: Lima la Única (foto: David Pino)
                                                   En cuanto a la figura de el Ángel o figura alada se le improvisó su propio obelisco ubicándosele en la intersección de la avenida Bolognesi y el jirón Cajamarca. Cuando se le inauguró, se le denominó Plazuela de El Ángel, pero con el terremoto de 1940 quedó destruido, la escultura de mármol caería de su pedestal destrozándose y perdiéndose para siempre. He aquí una foto antigua durante su inauguración.
* Foto: Lima la Única.
                                                      Respecto a la llamada figura de El Ángel que se encontraba en la cúspide de dicho obelisco que también lo encontramos en el monumento de la Plaza del 2 de mayo, el problema de nuestra percepción errónea es que miramos cualquier figura alada con el prisma del cristianismo. Por ello es necesario indagar a fin de corregir las confusiones o erróneas interpretaciones que podamos tener sobre las figuras que se representan en muchos monumentos que hay en la ciudad de Lima.
                                                       La figura del supuesto Ángel, en si alude a la diosa griega Nike, en la mitología romana se le denomina Victoria. He aquí un resumen sobre dicha divinidad <<Niké es la alada diosa de la Victoria, la Velocidad y la Fuerza, capaz de correr y volar a enormes distancias con una gran rapidez. Es una de las más antiguas diosas, precediendo incluso a los poderosos olímpicos. Hija de Estigia según Hesiodo, del gigante Palas o de los Titanes -según otros autores- es hermana de Bia, Cratos y Celo.                    La fuerza y la habilidad de Niké de andar a grandes velocidades le permitían a la diosa recorrer los campos de batalla e ir premiando a los dignos vencedores con gloria y fama, simbolizado todo esto con una corona de hojas de laurel. 
                                         Fue representada en estatuas y pinturas como una mujer con alas, vestida con túnicas onduladas, con una corona y/o una rama de palma en su mano extendida. Es también mostrada a menudo con el bastón de Hermes, representando así su papel de mensajera de la Victoria. Se la encuentra a menudo en compañía de la diosa de la sabiduría y de la guerra Atenea, aparece como una joven con alas, con una corona de laurel y una palma o con cualquiera de estos atributos>>.

*Foto: Relieve de Nike en Efeso (Antigua ciudad-estado griega en la actual Turquía). https://www.flickriver.com/photos/39943270@N07/6809540947/
                                            Después de detallar los dos primeros monumentos en honor al Libertador, ahora enfocaremos al monumento que se encuentra en el centro de Lima que parte de recinto es aprovechado como ágora popular o lugar de concentración de mítines y de protestas sociales. 
                                             En cuanto al delineamiento y construcción de la plaza, para ello se contrató los servicios del arquitecto español Manuel Piqueras Cotoli, quien delineó  las graderías y los cuatro extensos jardines. Mandó colocar faroles estilizados de bronce, bancas de mármol, piso de granito y cuatro fuentes de agua. Él es también quién concibió el lugar donde iría la estatua del Libertador. Es de saber que para las balaustradas se utilizó mármol extraído de canteras del país, en su edificación labraron picapedreros de Arequipa y La Paz quienes labraron el granito usado en las baldosas, muros y zócalos.
* Los bancas exedras (es una construcción descubierta, de planta circular, con asientos y respaldos fijos en la parte interior de la curva) que se encuentran en dicha. Dichas bancas tienen un respaldo constituido por balaustradas que hacen recordar a la arquitectura greco-latina. 

* Vista integral del asiento teniendo al fondo el Hotel Bolívar.


                                              Por otra parte, el monumento al Libertador emplazado en la parte central de dicha plaza, constituye una escultura ecuestre. La obra fue realizada por el español Mariano Benlliure hecha en bronce y granito. Dicha escultura muestra al Libertador cruzando la Cordillera de los Andes. Siendo el 27 de julio de 1921, fecha en que se inaugura dicho monumento en homenaje al Libertador y dando con ello a las actividades oficiales para la celebración del centenario de la independencia. Es de conocimiento, que en 1916 se creó la Comisión del Centenario de la Independencia a cargo de Federico Elguera, quién promovió la construcción de este monumento. La inauguración contó con la presencia del presidente Augusto B. leguía y del mariscal Andrés Avelino Cáceres.

* Foto antigua de la inauguración del monumento a San Martín.


                                           Este altorrelieve que muestra al sol naciente y bajo ella los escudos de las naciones de Argentina y Perú, que se encuentran rodeado por una corona-guirnalda (corona abierta tejida de hojas, flores o ramas), compuesto por laurel y olivo, es de saber que el laurel simboliza el triunfo, la gloria después de la guerra. Por otra parte, el olivo simboliza la paz y la gloria de los pueblos.   


                                                  Bajo la alegoría superior se encuentra este conjunto escultórico compuesto por un soldado argentino y peruano de a pie y sobre su propio pedestal cuyas respectivas banderas se entrecruzan. Ella es un homenaje a los anónimos soldados argentinos y peruanos que contribuyeron en la Independencia del Perú.



                                        Imágenes de los soldados argentino y peruano portando sus estandartes.

                                           Bajo estas figuras se encuentran las siguientes placas en altorrelieve (Relieve en que el motivo escultórico sobresale más de la mitad de su grosor sobre la superficie del fondo), la primera se muestra a un hombre que representa a un inca, que se identifica porque porta sobre su cabeza un mascaipacha, porta con la mano izquierda un cetro o suntur paucar que da la mano a una mujer con rasgos europeos, más preciso a una mujer griega antigua con su respectiva vestimenta de la época que porta con la mano izquierda una pica o lanza sobre el cual se halla una gorro frigio, dicho gorro que se utiliza en algunos emblemas es para representar la ansiada libertad, todo pueblo que lucha por ella, lo adopto como símbolo de la libertad. Entre las figuras de ambos personajes se halla un sol radiante que ilumina un nuevo porvenir.
                                  En la siguiente placa recordatoria del centenario que muestra a dos hombres con rasgos europeos que con torso descubierto que se miran mutuamente, cada quién representan mediante sus escudos a las naciones de Perú y Argentina. En la parte superior se percibe al general José de San Martín, quien ondeando la bandera proclama la independencia ante el vítor del pueblo.

                                             En el plinto del lado derecho del monumento a San Martín se encuentra la siguiente placa conmemorativa por parte de las fuerzas armadas argentinas al libertador José de San Martín. La cual es una alegoría pues el cóndor representa al ejército de los Andes formado por San Martín, la cual tomará una dirección al poniente, lugar por donde el sol se oculta para ello tendrá que  cruzar por Andes. En el lado izquierdo dela placa se percibe un ancla y una gaviota volando, con ella se refiere al lugar de desembarco del ejército libertador que sería la bahía de Paracas, la cual sería una cabeza de playa. Entre ambas alegorías se encuentra un soldado desnudo con características europeas que maneja un rifle con su respectiva bayoneta y porta sobre su cabeza un casco de corte alemán.



He aquí otra placa recordatoria que recuerda la gesta del general José de San Martín.


                A continuación algunos detalles del monumento al general José de San Martín, vista desde el lado frontal para ello empecemos por esta vista en que muestra la Libertador cabalgando en un caballo de gran alzada, se encuentra en en ademan de estar cruzando los Andes, pues la roca que está de blanco representa a los nevados de los Andes por donde cruzó el llamado Ejército de los Andes. En si es una estatua ecuestre de bronce, sobre un pedestal de granito. El monumento en total tiene 16 metros de altura, por lo que es perceptible desde cierta distancia. El pedestal tiene una forma de pirámide truncada con basamento escalonado.
                                                  El monumento llegó al puerto de Callao en 1919, llegó en partes en el vapor Iquitos. Es de saber fue enviado  desde el puerto de Alicante por el maestro Mariano Benlliure, pues él no llegó al Perú para su ensamblaje, la cual estuvo a cargo de su discípulo el escultor Jerónimo Domingo quien se encargó de colocar la base y montar la efigie ecuestre de San Martín sobre un pedestal.   

                                                  La escultura ecuestre destaca por su naturalidad pues muestra detalles en cuanto a la fisonomía del personaje, como también el tipo de vestimenta utilizado en aquella época. Véase el rostro del Libertador que muestra sereno, reflexivo y ensimismado, quizás pensando lo que vendría después y el futuro de las jóvenes naciones que surgirían tras la campaña libertadora. Se presenta a San Martín, no con una postura de caudillo militar, sino con un gesto sereno y reflexivo, más que con una figura guerrera, se presenta la figura de San Martín como estadista. 
                                                          Debajo de la estatua ecuestre del libertador argentino, se encuentra dos esculturas en altorrelieve que representa a dos mujeres desnudas con una larga cabellera que representan de modo alegórico a la gloria y a la fama respectivamente, ambas sostienen una guirnalda compuesta por hojas, además ambas figuras sostienen en el centro de la alegoría sostiene una rama de olivo y cadenas. 



                                            
Debajo la alegoría de ambas figuras femeninas se halla un recuadro, la cual expresa que este monumento es un reconocimiento de la nación peruana al libertador José de San Martín. Cuyas letras en bronce dice <<La Nación al general don José de San Martín>>. Debajo de ella se encuentra una estatua femenina que es una alegoría al Perú.      




                                           Debajo del recuadro se encuentra una figura femenina hecha con mármol de Carrara (Italia), ella representa al patria, la cual sostiene dos ramas del árbol de la quina, elemento que aparece en el campo superior derecho del escudo del Perú, además sobre su cabeza lleva un yelmo de bronce que tiene dos cornucopias que a modo de orejeras se encuentra a ambos lados, del cual se derraman frutos, se sabe que la cornucopia se encuentra en el campo inferior de nuestro escudo. Por último, sobre la parte superior del yelmo se halla una llama que al igual que la vicuña es un auquénido. La vicuña está en el campo izquierdo del escudo nacional. Por lo tanto, el escultor representó alegóricamente los elementos de nuestro escudo.

                                                    Obsérvese el yelmo y la ubicación de la cornucopia o cuerno de la abundancia del cual derrama frutos, en el escudo nacional se observa derramando monedas de oro.


Vista frontal del rostro de la mujer, como se ve que a modo de orejeras se encuentran las cornucopias derramando frutos, además la parte baja y delantera del yelmo está rodeado por ramas de laurel. Asimismo en la parte superior del yelmo se encuentra la llama, figura que fue motivo de dudas y discusiones a lo largo del tiempo.  




                                                                                                          A lo tiempo hubo una leyenda urbana que llevó a una interpretación errónea sobre la figura que se encuentra sobre el yelmo, la cual dio origen a mucha literatura. La leyenda dice que fue un error del ayudante del escultor Mariano Benlliure, que ante la premura del tiempo para la entrega de la obra, hubo una confusión en la interpretación, que en vez de colocar sobre la cabeza de la mujer una llama votiva, colocaron una llama andina.                                            La pregunta que se formuló, si este detalle era un error o tenía una razón de ser, pero al ver las publicaciones españolas de la época como la revista La Esfera (año 1 N° 6) del 7 de febrero de 1914, cuyas fotografías no dan constancia que no hubo premura del tiempo, pues las partes de la escultura para 1914 ya se encontraba hechas. Dicha revista realizó un reportaje dedicándole siete páginas sobre escultores españoles, en este caso a Mariano Benlliure y su obra escultórica. Con ella se desecha dicha leyenda, por lo que ha de entenderse que todos estos elementos son alegorías. No hubo error por parte del escultor, pues hubiera sido muy criticado en su momento y estaría en juego el prestigio del artista. 




Vemos en esta foto publicada en dicha revista, la escultura de la figura femenina terminada y sobre ella, ya se encuentra colocada el yelmo y la figura de la llama.

Sobre el yelmo se encuentra esculpida figura de la llama.      

LA PLAZA SAN MARTÍN Y SUS ALREDEDORES

                                             Para cuando se construyó el monumento al Libertador argentino, existía dos edificaciones importantes como el edificio Giacoletti levantado en 1912 e incendiado en el 2018, siendo el primer edificio moderno y el más antiguo en construirse en alrededores de esta plaza, y el teatro Colón que fue inaugurado en 1914, ambos edificios son una expresión arquitectónica de estilo art nouveau


                                              Las construcciones modernas actuales que rodean a la plaza son producto del trabajo de varios arquitectos, pero que guardan una armonía en su conjunto. Otros edificios levantados alrededor de la plaza San Martín son el Hotel Bolívar y los portales de Pumacahua y Zela fueron diseños del arquitecto José Rafael Ernesto Marquina y Bueno, fueron levantados entre 1925 y 1926. Dichos portales están complementadas con arquerías neobarrocas o neocoloniales dedicadas a los próceres Mateo Pumacahua y Francisco de Zela, le dieron un carácter monumental y modernidad a la plaza.

* Gran Hotel Bolívar: Ubicado en el jirón de La Unión 958, en tiempos pasados fue el más lujoso del país. Fue el primer edificio hotelero moderno de gran envergadura que se construyó en el Perú, su finalidad fue alojar a los invitados para las celebraciones del primer centenario de la batalla de Ayacucho en 1924. 

*  Los Portales de Pumacahua: Se localiza frente al jirón Ocoña, pero en una de sus esquinas, mejor dicho en la intersección del jirón de La Unión con el jirón Ocoña se encuentra una placa conmemorativa en altorrelieve de bronce que hace referencia a dicho portal, pues presenta al prócer Mateo García Pumacahua. Dicha placa fue realizada por el escultor peruano Luis Felipe Agurto Olaya en 1933.

 * Los Portales de Zela, se localiza al frente de la Portada de Pumacahua, pero en la esquina formada por el jirón Ocoña y la avenida Nicolás de Piérola hay una placa conmemorativa dedicada al prócer Francisco Antonio de Zela. Dicha placa no consigna autor, pero si indica que fue realizada en la Escuela de Artes y Oficios, dicha placa recuerda el Primer Centenario del grito Libertad en el Perú, lanzado en Tacna.


 * El Club Nacional, localizado en el jirón de la Unión 1016, que es un edificio neorrenacentista edificado en 1929, fue diseñado por el arquitecto polaco Ricardo de Jaxa  Malachowski y el arquitecto peruano Enrique Bianchi. Fue el centro de reunión de la aristocracia peruana a lo largo del siglo XIX y del siglo XX, sus miembros y socios constituyen las familias más distinguidas y acaudaladas del país.


* Edificio Boza y el edificio del banco GNB.




* El edificio Fenix, edificio del antiguo cine Metro y el edificio Sudamericana. Los edificios Fénix, Sudamérica y Boza y el cine Metro, fueron levantados en el período que va de 1935 y 1945 y sus diseños corresponden a José Álvarez Calderón y Emilio Hart-Terré. 
 
. El Edificio Fénix ubicado en av. Nicolas de Piérola, esquina con Jr. Carabaya y Jr. Contumaza fue construido en 1934 por encargo de la Compañía de Seguros La Fenix Peruana.
El Cine Metro es un proyecto de la Metro Goldwyn Mayer y fue inaugurado en mayo de 1936. El arquitecto principal del proyecto fue José Álvarez Calderón, contribuyó en los diseños Guillermo Payet y Schimanetz Fernando, con un interior de estilo Art Deco. 
El Edificio Sudamérica, construido por la compañía de seguros del mismo nombre, fue inaugurado el 30 de noviembre de 1941.
Es uno de los edificios más altos e imponentes  de la Plaza San Martin, fue diseñado por al Arq. José Alvarez Calderón y construido por Fred T.Ley Cia.Ltd.
Es un edificio separado en 3 torres de 8 pisos, una torre con frente a Jr. Carabaya, una central y la tercera con frente al  Jr. Contumaza (Pasaje de la Encarnación), esta última albergaba departamentos en renta.
En el año 2005 es adquirido por Arte Express y Compañía SAC y sometido a rehabilitación integral como edificio de oficinas en alquiler.




. Vista panorámica de la plaza San Martín.



* Frente al monumento de San Martín se encuentra la escultura de Las Tres Gracias.

Lamentablente, en nuestra ciudad capital nuestros monumentos son afectados por las deyecciones de las palomas, las cuales no solo la ensucian, sino también causan desgaste a través de la erosión, pues sus deyecciones poseen agentes corrosivos.


 
NOTA: Todas las fotografías son de mi autoría, a excepción de las fotografías en blanco y negro que son parte de la bibliografía consultada.
             BIBLIOGRAFÍA
- Casalino Sen, Carlota. CENTENARIO Las celebraciones de la independencia 1921 - 1924. Municipalidad Metropolitana de Lima (Munilibro 10). Lima. 2017.
- http://elcomercio.pe/archivo-elcomercio/plaza-san-martin-monumento-libertador-ecpm-659367-noticia/ 
- http:/www.limalaunica.pe/2017/11/la-llama-del-monumento-san-martin.html
- https://es.wikipedia.org/wiki/Monumento_a_san_martin_(lima)
- Leonardini, Nanda. Identidad, ideología e iconografía republicana en el Perú. ARBOR, Ciencia, Pensamiento y Cultura. Vol 185, N° 740. (Ejemplar dedicado a: Relatos icónicos de la nación en Iberoamérica y España). España. 2009. 
-http://blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego/2010/02/28/monumentos-en-lima-durante-las-celebraciones-del-centenario-de-la-independencia/
-https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revApuntesArq/article/view/9036
- http://www.limalaunica.pe/2018/12/angel-o-diosa.html
- http://www.iaa.fadu.uba.ar/ojs/index.php/anales/article/view/178/html_131
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