En la antigua civilización Maya, actual territorio mexicano, los pobladores retaban a una competencia conocida como "el juego de la pelota", para decidir cuál de los dos equipos tendrá el honor de complacer a sus dioses y aplacar su ira. El premio para los pobladores era el derecho a ser sacrificados en holocausto, siendo decapitados en una ceremonia mágico-religiosa incomprensible para nuestros tiempos. Este es uno de los más importantes referentes acerca de los sacrificios humanos, rituales que nacieron desde la aparición de la agricultura y que hoy, derivados en otras manifestaciones y en algunas comunidades lejanas, continúan asombrando a la humanidad.
Por María Teresa COMBE
El hallazgo de las momias de dos niñas y un joven en las cumbres de Ampato, en Arequipa, no hacen sino refrendar las versiones acerca de la práctica de sacrificios humanos durante el incanato y aun antes, situación que ha causado sorpresa entre la población, por la idea que se trataría de un acto desnaturalizado e injustificable.
Los estudios realizados respecto a este tema han llevado a deducir que el ofrecimiento de una persona en holocausto está íntimamente relacionado con un afán de complacer a los dioses, para de esta manera lograr beneficios en la agricultura y asegurar la alimentación de la comunidad.
Para el arqueólogo Federico Kauffman Doig, estos sacrificios no pueden medirse desde nuestra óptica, pues vamos a ver en ellos algo espantoso que en su debido contexto no lo era.
"El sacrificio humano obedece a creencias mágico-religiosas muy arraigadas en el hombre, que lo llevaban a pensar que había fuerzas sobrenaturales que regían la historia y que podrían desencadenar problemas, por ejemplo cuando no llueve, no germinan las plantas, produciendo hambre y muerte"
AGROSACRIFICIOS
Para Kauffman, es probable que los holocaustos se inicien con el perfeccionamiento del trabajo agrícola asociado a estas creencias divinas y al territorio árido de esta parte del continente, lo que los hacía recurrir a sus creencias como estrategia para obtener buenas cosechas.
"Desde la antropología sabemos que los sacrificios humanos se intensifican con las prácticas agrícolas. Por ello creemos que cobran mayor vigencia con la desesperación del hombre por lograr sus alimentos"
NO SON LOS ÚNICOS
Kauffman recuerda que el primer hallazgo importante de evidencias sobre esta práctica fue el del Cerro El Plomo y señala su semejanza con los restos de Ampato. "Todos son similares, casi idénticos, son momificados, colocados con sus ropas y congelados en lo alto de los cerros"
Por lo general se trataría de descubrimiento casuales. Sin embargo, el arqueólogo asegura que la presencia del doctor Johann Reinhard le da seriedad y relevancia a las investigaciones.
Los hallazgos, cuya antigüedad bordea los 500 años, son muestra de una práctica que se daba en forma masiva desde Argentina hasta Ecuador desde hace tres mil años, tiempo aproximado que se atribuye a la "invención de la agricultura".
Los sacrificios humanos aparecen en todo el mundo en determinadas épocas de la humanidad. La Biblia misma recoge la tradición del sacrificio humano a la divinidad, matar pero con la idea de hacer el bien a la humanidad tranquilizando a los dioses: si no recordemos a Abraham e Isaac".
LOS DIOSES DEL RITO
En el antiguo Perú, donde los pobladores se dedicaban a la agricultura, existían dos divinidades principales, el Trueno y la Tierra. Ellos pensaron que por el problema de la alimentación, estas dos fuerzas intervenían para que se obtuviera una buena cosecha y se pudiera subsistir.
Por un lado la madre tierra o Pachamama y por otro lado el Illapa o trueno gobernaban según la creencia los fenómenos atmosféricos, entre los cuales se encontraba la lluvia. La misión de Illapa era derramar el agua sobre la Pachamama para fertilizarlo.
Pero esta conjunción no siempre se realizaba cuando el hombre quería; entonces la estrategia de producción era acudir a estas dos fuerzas mágicas y sobrenaturales, para pedirles que tuvieran la amabilidad de asistir al hombre en su trabajo de campo.
En estas prácticas mágicas está a la institución del sacrificio humano, el último recurso para complacer a los dioses y para que éstos pudieran realizar su parte de trabajo.
Sólo a través de éste, los hombres consideraban que les estaban ofreciendo a la víctima como el alimento necesario -que después se encarnaría en cerros-, para que quedaran satisfechas las divinidades e Illapa terminara con su sequía irrigando a la Pachamama.
Publicado en El Comercio
Lima, martes 31 de octubre de 1995
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